"Los emprendedores que trabajan con nosotros destacan nuestra transparencia, realismo y capacidad de escucha"

En un sector tradicional como el asegurador, la transformación real no se mide solo por la incorporación de tecnología, sino por la capacidad de evolucionar cultural y estratégicamente. Desde 2017, el Grupo Santalucía ha hecho de la innovación abierta una palanca esencial para avanzar en esa transformación, a través de su programa Santalucía IMPULSA. Bajo la dirección de Ángel Uzquiza, esta iniciativa ha tejido puentes sólidos entre la compañía y el ecosistema emprendedor, impulsando una nueva forma de entender la colaboración entre corporaciones consolidadas y startups emergentes.
En esta entrevista, Uzquiza detalla cómo ha sido el proceso de maduración del programa, los aprendizajes clave obtenidos al integrarse en un entorno tan dinámico como el de la innovación abierta, y por qué hoy, más que nunca, apostar por este modelo es una necesidad estratégica. Con más de 3.000 startups contactadas y decenas de pilotos validados, Santalucía IMPULSA ha dejado de ser un experimento periférico para consolidarse como un actor relevante y comprometido dentro del ecosistema tecnológico español.
Uzquiza también reflexiona sobre los desafíos actuales de la industria aseguradora —desde el cambio climático hasta la ciberseguridad— y cómo tecnologías emergentes como la inteligencia artificial generativa o los datos sintéticos están redefiniendo las reglas del juego. Frente a un entorno cada vez más complejo, el grupo reafirma su propósito: proteger y acompañar a las personas a lo largo de su vida, combinando experiencia y solidez con agilidad, apertura y visión de futuro.
¿Cómo ha evolucionado vuestra relación con el ecosistema emprendedor desde vuestro nacimiento? ¿Cómo ha sido el proceso de integraros en el mismo?
Desde la creación de Santalucía IMPULSA en 2017, nuestra relación con el ecosistema emprendedor ha recorrido un camino de maduración progresiva, que ha pasado de ser exploratorio y con intención, a consolidarse como una parte estructural de nuestra estrategia de innovación. En los inicios, el reto principal al que nos enfrentábamos era entender los códigos, tiempos y necesidades del mundo emprendedor, tan distintos a los de una aseguradora centenaria. Sabíamos que debíamos confiar en aprender, pero también seguir siendo coherentes con nuestra identidad y nuestro propósito: proteger y acompañar a las personas a lo largo de todo el ciclo de vida.
En estos años, hemos logrado establecer un modelo de colaboración basado en la confianza mutua, el respeto por las diferencias y la ambición compartida por innovar. Hemos contactado con más de 3.000 startups, acelerado a 35 de ellas, y validado decenas de pilotos con impacto real en los negocios del ecosistema Santalucía. Lo importante no es solo la cifra, sino la calidad del encaje: siempre buscamos proyectos que puedan aportar valor tangible a nuestros clientes y que se alineen con nuestra visión de futuro.
Integrarnos en el ecosistema también ha supuesto cambiar internamente. Hemos adaptado nuestros procesos para facilitar la colaboración, creado espacios de experimentación y generado una cultura que valora la apertura y el aprendizaje continuo. Hoy, los emprendedores que trabajan con nosotros destacan nuestra transparencia, realismo y capacidad de escucha. No pretendemos ser solo un financiador o un canal comercial, sino un verdadero socio de desarrollo.
Además, hemos tejido alianzas estratégicas con hubs, aceleradoras, incubadoras, universidades, corporaciones tecnológicas y entidades del sector para multiplicar nuestro impacto. Formamos parte de redes que permiten compartir conocimiento, acceder a talento y escalar soluciones con rapidez. Esta integración en el ecosistema nos ha enriquecido y, sobre todo, nos ha demostrado que la innovación abierta es una vía eficaz para transformar una compañía con legado en una organización con futuro.
Hoy podemos decir que Santalucía IMPULSA no es un proyecto periférico, sino un actor central del ecosistema emprendedor e innovador español. Nuestro compromiso es seguir consolidando este rol, desde la coherencia con nuestros valores y con la clara intención de contribuir al desarrollo de soluciones que mejoren la vida de las personas. La innovación no es un fin en sí mismo, sino un medio para proteger mejor, acompañar mejor y construir un futuro más resiliente, justo y humano.
¿Por qué en 2025 tiene sentido que Santalucía siga apostando por la innovación abierta?
Porque el contexto actual de la industria aseguradora exige una evolución constante, una apertura estructural hacia la colaboración y una agilidad que solo puede lograrse mediante innovación abierta. En 2025, seguimos creyendo que la innovación no es una opción táctica, sino una necesidad estratégica profundamente conectada con nuestro propósito corporativo. Y es que los retos que enfrentamos no pueden resolverse en solitario: la transformación tecnológica, la exigencia de los nuevos consumidores, los riesgos emergentes como el cambio climático o la ciberseguridad requieren respuestas compartidas y alianzas inteligentes.
Desde nuestro observatorio de innovación, vemos cómo la industria ha pasado de una disrupción liderada por startups a una transformación sistémica que implica a todos los actores del ecosistema. Esta transformación no es un reemplazo, es una fusión de capacidades. Las aseguradoras que triunfen serán las que sepan combinar su experiencia, reputación y solvencia con la velocidad, especialización y creatividad del mundo emprendedor. Apostar por la innovación abierta significa estar abiertos a nuevas formas de pensar, a modelos de negocio más flexibles, a tecnologías emergentes con gran potencial disruptivo como la IA generativa, el blockchain o los datos sintéticos.
Desde el grupo Santalucía, entendemos que nuestra vocación es acompañar a las personas en momentos clave de su vida, y para hacerlo de forma relevante, debemos escuchar, anticiparnos y adaptarnos. La innovación abierta nos permite explorar territorios que serían inaccesibles con nuestras capacidades internas exclusivamente. Nos habilita para ser más ágiles, más personalizados, más predictivos y más proactivos en nuestra propuesta de valor. Y lo hacemos desde una lógica de impacto: mejorar la experiencia del cliente, aumentar nuestra eficiencia operativa y construir una compañía resiliente y sostenible.
Además, la innovación abierta genera un efecto multiplicador. Al compartir aprendizajes, co-crear soluciones y testear de forma conjunta, también fortalecemos el ecosistema, nutrimos el talento emprendedor y fomentamos una cultura de colaboración que es clave para el desarrollo del país. En nuestro nuevo ciclo estratégico, seguimos apostando por la innovación abierta porque es el camino más eficaz para ser fieles a lo que somos: una compañía con historia, con experiencia y con la ilusión de seguir mirando al futuro con ambición, humildad y propósito.
En 2023 las insurtechs recaudaron 30,7 millones de euros. ¿Qué balance hacéis de esta cifra? ¿Cómo esperáis que evolucione?
Creo que el dato de recaudación por parte de las insurtechs en España en 2023 debe analizarse desde una perspectiva cualitativa, no únicamente cuantitativa. Si bien es cierto que la cifra es inferior a los picos alcanzados en años anteriores, representa una inversión más consciente, más estratégica y con mayor foco en modelos sostenibles. Este cambio está en línea con lo que señala el informe de NTT DATA: la industria ha abandonado la lógica del crecimiento acelerado a cualquier coste y ha virado hacia una inversión más rigurosa, orientada a modelos con una ruta clara hacia la rentabilidad.
Desde nuestro punto de vista, esto es una buena noticia. En lugar de dispersarse en decenas de apuestas especulativas, el capital se concentra en proyectos con capacidad real de impacto, con tecnología validada, equipos profesionales y una propuesta de valor bien definida. Además, también observamos cómo las aseguradoras, lejos de retirarse del juego inversor, están apostando por proyectos en fases más avanzadas. Esto es coherente con una estrategia que busca acelerar la adopción tecnológica en sus operaciones, minimizando los riesgos asociados.
En cuanto al futuro, esperamos una evolución que combine esta madurez inversora con una recuperación progresiva del apetito por fases tempranas. De hecho, el mismo informe señala un resurgimiento selectivo en las Series A, lo que indica que sigue habiendo espacio para la innovación disruptiva, siempre que venga acompañada de una visión clara de escalabilidad y encaje de mercado. Ámbitos como la telemedicina, los seguros embebidos en plataformas digitales, la protección de la Silver Economy o la IA aplicada a la suscripción y los siniestros, seguirán atrayendo capital.
En Santalucía, estamos convencidos de que el capital inteligente —el que no solo invierte, sino que acompaña y construye— jugará un papel crucial. Por ello, estamos trabajando para ampliar nuestra capacidad de coinversión, generar alianzas con fondos especializados y ofrecer un marco de colaboración que vaya más allá del piloto. Queremos ayudar a que las startups no solo nazcan, sino que crezcan, se consoliden y generen valor duradero para la industria y para la sociedad.
Creo que el ecosistema está madurando, está en evolución. Y como ocurre con cualquier ecosistema, su salud no se debe medir solo por el volumen de inversión, sino por la calidad de los frutos que genera.
- ¿Por qué sectores apostaríais vosotros? ¿Cuáles despuntarán próximamente?
Desde nuestra perspectiva, hay algunos verticales en los que vemos un potencial claro de transformación, impacto y crecimiento: la longevidad y la Silver Economy, la salud y el bienestar, y todo lo relacionado con la hiper personalización basada en datos. Estos sectores no solo responden a tendencias demográficas y tecnológicas globales, sino que también están profundamente alineados con nuestra misión aseguradora de proteger, acompañar y mejorar la calidad de vida de las personas.
El ámbito de la salud, en particular, está experimentando una revolución gracias a tecnologías como la inteligencia artificial aplicada a la prevención, el diagnóstico y la gestión personalizada de tratamientos. La telemedicina, los dispositivos conectados (IoT), los seguros de salud on demand y los modelos híbridos de atención están redefiniendo la relación entre asegurado y aseguradora. Desde Santalucía vemos aquí un terreno fértil para el desarrollo de servicios complementarios a nuestras pólizas tradicionales que permitan una experiencia de cliente más integral.
La longevidad es otro ámbito interesante. España tiene una de las poblaciones más envejecidas del mundo y el crecimiento de la Silver Economy es imparable. Esto exige soluciones aseguradoras adaptadas a nuevas formas de vida y de consumo: desde servicios de acompañamiento digital, hasta propuestas que integren bienestar, vivienda, asistencia y seguros de dependencia. Aquí confluyen innovación social, tecnológica y aseguradora, y nosotros queremos en esta confluencia.
Y finalmente, creemos que los próximos años estarán marcados por la consolidación de modelos hiper personalizados de seguro, basados en datos en tiempo real, ajustables dinámicamente y distribuidos a través de ecosistemas digitales. Las tecnologías habilitadoras (IA, datos sintéticos, pricing dinámico, plataformas abiertas) ya están maduras, y el usuario está dispuesto a compartir datos a cambio de valor. Esto abrirá la puerta a seguros contextuales, más justos, más flexibles y más accesibles.
Creo que los sectores que despuntarán no serán necesariamente los nuevos, sino aquellos que mejor sepan transformarse desde dentro, integrando capacidades tecnológicas, sensibilidad social y visión estratégica. Y esa es exactamente la filosofía que queremos practicar desde Santalucía IMPULSA.
- Según el Informe del Ecosistema Insurtech 2024 el ecosistema español lo forman 250 startups y scaleups. ¿Qué las hace especiales? ¿Por qué destacan?
Las insurtechs españolas tienen una virtud fundamental: conocen el terreno que pisan. A diferencia de otros ecosistemas más desconectados del mundo asegurador tradicional, en España las startups del sector han demostrado una creciente capacidad para entender los retos, prioridades y tiempos de las aseguradoras. Han aprendido a identificar el grado de madurez digital de cada compañía, a adaptar su propuesta de valor a las particularidades operativas y regulatorias, y a construir relaciones comerciales duraderas.
Además, muchas de estas startups no nacen desde la ingenuidad de querer "reinventarlo todo", sino desde el pragmatismo de mejorar procesos, aportar eficiencia, enriquecer la experiencia del cliente o abrir nuevos canales de distribución. Esto las hace especialmente valiosas para compañías como la nuestra, que buscan evolucionar desde dentro mediante innovación colaborativa y con un fuerte foco en la implantación real de soluciones.
Otro factor diferenciador del ecosistema español es la densidad de talento especializado. Cada vez encontramos más perfiles que combinan experiencia en tecnología, conocimiento sectorial y una visión de negocio clara. Este tipo de talento híbrido es fundamental para generar propuestas de valor consistentes, y es algo que estamos viendo consolidarse en las nuevas generaciones de emprendedores.
La creciente red de apoyo también ha contribuido a esta madurez. Todos conocemos los diferentes hubs, viveros, incubadoras, aceleradoras, polos de innovación, eventos de emprendimiento, aceleradoras corporativas como la nuestra, iniciativas públicas como ENISA, e incluso la colaboración con universidades y escuelas de negocio que hay en todo el territorio nacional. Esto genera un caldo de cultivo muy propicio para que las startups insurtech puedan nacer, crecer, pivotar y escalar.
Por último, muchas de estas startups están orientadas desde el principio a modelos escalables y exportables. Observamos cada vez más insurtechs que, tras validarse en el mercado local, dan el salto a Europa o Latinoamérica con propuestas sólidas y bien estructuradas. Esta ambición internacional es otro signo de madurez y un factor que, sin duda, contribuye a posicionar al ecosistema español como uno de los más prometedores de Europa.
Lo que hace especiales a las insurtechs españolas no es solo su número, sino su capacidad para integrarse, aportar valor y crecer en colaboración con el resto del ecosistema. Y eso, desde Santalucía Impulsa, lo valoramos enormemente.
- ¿Se dirige el sector hacia un crecimiento o un estancamiento de esta cifra? ¿Cómo fomentáis vosotros la creación de proyectos?
Desde nuestra experiencia, no creemos que el número de startups sea el único o mejor indicador para medir la salud del ecosistema insurtech. Lo relevante es la calidad de los proyectos, su grado de madurez, su capacidad de generar impacto real y su sostenibilidad en el tiempo. Por eso, más que hablar de crecimiento o estancamiento numérico, preferimos centrarnos en cómo evolucionan los modelos de negocio, la colaboración público-privada y la capacidad del sistema para atraer talento, inversión y casos de éxito.
Dicho esto, es probable que la cifra total de insurtechs en España se estabilice en los próximos años. Lo que veremos será una depuración natural del ecosistema: menos volumen, pero más calidad, más foco, más conexión con necesidades reales del sector y mayor orientación a resultados. Esta etapa de madurez, lejos de ser un síntoma de estancamiento, representa una oportunidad para consolidar lo que funciona, escalar modelos validados y reforzar las alianzas estratégicas.
Desde Santalucía, fomentamos la creación de proyectos a través de varios frentes complementarios. En primer lugar, con programas específicos de intraemprendimiento dirigidos a nuestros empleados, que ya han generado más de 30 iniciativas internas y han involucrado a más de 170 personas en procesos de incubación y validación. En segundo lugar, con Santalucía IMPULSA Startups, nuestra aceleradora abierta al ecosistema, desde la cual ya hemos acompañado a más de 35 proyectos en fases de aceleración, con una metodología que combina mentoría, acceso a negocio, posible financiación y visibilidad.
Además, colaboramos estrechamente con universidades, hubs tecnológicos, y programas como el de Lanzadera, donde actuamos como partner especializado. También apoyamos eventos, retos de innovación abierta y convocatorias temáticas centradas en necesidades concretas del sector asegurador. Todo esto forma parte de un marco estratégico que busca posicionar a Santalucía no solo como un actor que colabora, sino como un generador activo de nuevas propuestas emprendedoras.
Creemos que fomentar nuevos proyectos no pasa solo por captar talento o financiar proyectos, sino por construir un entorno fértil donde los emprendedores puedan experimentar, equivocarse, pivotar y crecer acompañados. Nuestra función es poner a su disposición conocimiento sectorial, una red de contactos cualificada, recursos técnicos y, sobre todo, un compromiso genuino con la innovación a largo plazo.
El futuro del ecosistema dependerá menos del número de nuevas startups y más de su capacidad para integrarse en cadenas de valor reales, generar impacto tangible y adaptarse con flexibilidad a las necesidades del mercado. Y ahí, las grandes compañías como Santalucía tenemos una responsabilidad clave: facilitar ese camino y hacerlo sostenible.
- ¿Qué servicios nuevos os gustaría incluir en vuestra cartera para startups y emprendedores?
Nuestra visión para el futuro de Santalucía IMPULSA pasa por evolucionar de un modelo centrado en aceleración a una plataforma más integral de impulso emprendedor, donde podamos ofrecer un abanico de servicios más amplio, especializado y adaptado a cada fase del ciclo de vida de una startup. Estamos convencidos de que el verdadero valor añadido no está solo en acompañar durante los primeros meses de vida, sino en construir una relación de largo plazo que permita escalar, internacionalizar y consolidar soluciones innovadoras dentro del sector asegurador.
Uno de los servicios que consideramos prioritarios es el desarrollo de un vehículo de inversión propio. Queremos tener la capacidad de invertir en las startups que aceleramos o con las que colaboramos, no solo con recursos financieros, sino también con apoyo estratégico, comercial y operativo. Este tipo de inversión permite alinear intereses, acelerar la integración de soluciones en nuestras operaciones y reforzar la viabilidad a largo plazo de los proyectos.
Además, queremos ofrecer a las startups acceso a entornos de prueba seguros y controlados, como sandboxes internos o entornos tecnológicos propios, donde puedan validar sus soluciones tecnológicas con datos simulados, en condiciones cercanas al entorno real, pero sin los riesgos que implica una implantación inmediata. Este tipo de infraestructuras son especialmente útiles para tecnologías emergentes como IA, blockchain, datos sintéticos o modelos de pricing dinámico, que requieren experimentación antes de su despliegue masivo.
También estamos explorando la creación de un programa de post-aceleración que incluya mentoring estratégico, apoyo en escalado industrial, apertura a nuevos mercados y conexión con redes adyacentes. Muchas startups encuentran dificultades justo después de la fase de aceleración inicial: necesitan estructura, alianzas y una hoja de ruta clara. Queremos estar ahí para aportar esa red de seguridad y continuidad.
Otra línea que consideramos relevante es la creación de un pool de expertos sectoriales y tecnológicos —lo que podríamos llamar advisory boards temáticos— que puedan actuar como mentores o asesores para las startups, ofreciendo validación temprana de ideas, acceso a conocimiento crítico y orientación estratégica desde una perspectiva sectorial realista.
Santalucía IMPULSA aspira a convertirse en una plataforma 360º para emprendedores y startups, que combine financiación, mentoría, validación, conexión comercial y acompañamiento estratégico. Una propuesta de valor diferencial, adaptada al nuevo ciclo de madurez del ecosistema, donde lo que se necesita ya no es solo impulso inicial, sino capacidad de escalar con visión, respaldo y compromiso compartido.
- ¿Cuál es vuestra relación con ecosistemas extranjeros? ¿Qué importaríais de los mismos?
Desde Santalucía IMPULSA, entendemos que el aprendizaje no tiene fronteras y que los grandes avances en innovación surgen, muchas veces, del cruce de perspectivas, culturas y experiencias distintas. Por eso, desde hace años observamos y seguimos a diferentes hubs internacionales en América Latina, Europa. Tenemos muy en cuenta las dinámicas de los ecosistemas más avanzados como Israel y Estados Unidos.
Esto nos está permitiendo identificar tendencias emergentes antes de que se consoliden, detectar modelos replicables y analizar buenas prácticas en términos de inversión, regulación o escalabilidad. En paralelo, también nos permite valorar puentes para startups españolas que buscan internacionalizarse, aprovechando nuestra presencia en mercados latinoamérica o Portugal y nuestra red de contactos global. Vemos este rol de conector como una extensión natural de nuestro compromiso con el desarrollo del ecosistema.
En cuanto a qué importaríamos, hay varias dimensiones que nos parecen particularmente valiosas. La primera es la velocidad de ejecución que caracteriza a muchos ecosistemas anglosajones: menos burocracia, mayor tolerancia al riesgo y ciclos de prueba más cortos. También nos interesa su cultura de “venture building corporativo”, en la que las grandes empresas crean startups desde cero, con estructuras y equipos autónomos, pero apalancados en los recursos y capacidades de la organización central. Esta lógica permite desarrollar soluciones radicalmente nuevas con menos fricciones internas.
Otra dimensión a destacar es el enfoque global desde el inicio. En muchos países, las startups nacen pensando en escalar internacionalmente desde el día uno. Esa ambición, combinada con un diseño de producto más modular y una orientación al cliente transversal, es algo que admiramos y nos gustaría fomentar también aquí.
Se trata de adaptar aprendizajes. España tiene fortalezas propias: un mercado asegurador sofisticado, talento técnico de alto nivel, y un tejido emprendedor cada vez más preparado. Desde Santalucía queremos contribuir a que estas fortalezas se conecten con lo mejor del ecosistema global. Porque innovar no es competir por ser los primeros, sino colaborar para ser mejores. Y en ese camino, la apertura al mundo es clave.
Con la vista puesta en el futuro, ¿cómo esperáis mejorar, avanzar? ¿Qué objetivos, metas, sueños, tiene Santalucía IMPULSA?
Nuestra ambición para los próximos años es clara: consolidar a Santalucía IMPULSA como una plataforma de innovación abierta de referencia en el sector asegurador, no solo a nivel nacional, sino también ampliar a un plano más internacional, y valoraremos posibilidades. Esto implica seguir evolucionando nuestros modelos actuales, ampliar nuestras capacidades de impacto, y diversificar los instrumentos que ponemos a disposición de emprendedores, empleados e instituciones aliadas.
Queremos avanzar en tres direcciones complementarias. La primera, seguir profundizando en la conexión con el negocio, asegurando que cada iniciativa de innovación que impulsamos esté vinculada a retos estratégicos concretos del Ecosistema interno y externo del grupo Santalucía. Para ello, estamos reforzando nuestros mecanismos de escucha interna, estableciendo hojas de ruta tecnológicas por unidades de negocio, y profesionalizando el vínculo entre las áreas operativas y el equipo de innovación. El objetivo es claro: que la innovación no sea periférica, sino estructural.
La segunda línea es evolucionar desde la aceleración hacia el venture building. Estamos trabajando para lanzar un modelo de creación de nuevas compañías desde cero, en alianza con expertos del ecosistema, con emprendedores expertos, y con capacidad de capitalizar activos internos del Grupo. Queremos construir soluciones propias, con marca y propósito, que respondan a oportunidades detectadas desde dentro y desde fuera, y que puedan operar con la agilidad de una startup pero con el respaldo de una gran compañía.
Además, estamos impulsando el desarrollo de nuestro propio vehículo de Corporate Venture Capital (CVC). El objetivo es dotarnos de una herramienta estratégica que nos permita invertir de forma estructurada en startups y scaleups con alto potencial de transformación para el sector asegurador y sectores adyacentes. Este CVC tendrá una estrategia flexible, con capacidad para intervenir en diferentes fases —desde preseed y seed hasta Series A y B—, y estará orientado tanto a proyectos que aporten capacidades tecnológicas diferenciales como a aquellos que permitan diversificar nuestro modelo de negocio o reforzar nuestra propuesta de valor digital.
En tercer lugar, aspiramos a ser una referencia en impacto social y sostenibilidad. Nos interesa particularmente desarrollar proyectos que no solo sean rentables y eficientes, sino que contribuyan activamente a mejorar la vida de las personas, reducir desigualdades o afrontar desafíos como el envejecimiento poblacional, la brecha digital o el acceso equitativo a servicios y protección financiera. La innovación, para nosotros, debe tener también una dimensión ética, humana y transformadora.
Y para finalizar, comentar que nuestro sueño es que Santalucía IMPULSA sea, cada vez más, una comunidad. Un espacio donde confluyan talento emprendedor, visión corporativa, tecnología, financiación y propósito. Un espacio donde no solo nazcan soluciones, sino donde se cultiven relaciones, aprendizajes, oportunidades compartidas. Porque en un mundo tan complejo, colaborar ya no es una opción: es la única vía para construir futuro. Y queremos hacerlo desde nuestra identidad, pero con una vocación cada vez más abierta, transversal y global.
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Fuente de datos: Ecosistema Startup, la mayor plataforma de empresas españolas.